Coronavirus aísla 56 millones de habitantes de una decena de ciudades, ubicadas alrededor de Wuhan


2019-nCoV, el coronavirus que tiene en jaque a China y asusta al mundo

En 48 horas el número de casos aumentó. Su rápida evolución y capacidad de transmisión aterrorizan.


Las autoridades chinas invitan a tomar medidas preventivas como usar tapabocas, lavarse las manos con frecuencia y toser o estornudar en el antebrazo.

Foto: Dale de la Rey. AFP

Por: Carlos F. Fernández y Ronny Suárez - Unidad de Salud 
26 de enero 2020 , 01:55 a.m.


Es difícil creer que hace un mes nadie en el planeta lo conocía y ahora está en boca de todos. El coronavirus de Wuhan, que los científicos chinos bautizaron como 2019-nCoV, ha escalado en la preocupación global hasta alcanzar un nivel de amenaza que obliga a recordar a viejos parientes conocidos.

El balance es inquietante. De manera exponencial, tanto enfermos como muertos se han multiplicado, al punto de que en apenas tres semanas ya suman más de 1.600 infectados y 54 víctimas fatales.

Estadísticas que aún están distantes de las causadas por su hermano el coronavirus síndrome respiratorio agudo grave (Sars, por su sigla en inglés), la pandemia que cobró 774 vidas hace ya 17 años, sirven de referencia para advertir hacia dónde se puede deslizar si no se actúa a tiempo.

Y aunque el médico Carlos Álvarez, expresidente de la Asociación Colombiana de Infectología, dice que hay que esperar la verdadera dimensión de su gravedad, lo cierto es que hoy tiene aislados a 56 millones de habitantes de una decena de ciudades ubicadas alrededor de Wuhan, la urbe donde se notificó el brote por primera vez. Es como si toda Colombia, más unos ocho millones de personas, estuviera, literalmente, en cuarentena.

No es una medida exagerada ni improvisada, sino una necesidad después de que Zhong Nanshan, renombrado científico en la Comisión Nacional de Salud, que ayudó en 2003 a evaluar el Sars, le anunciara al mundo que el 2019-nCoV se transmite entre humanos.Esa noticia, de suficiente relevancia, fue solo una de las que se revelaron esta semana. Le siguieron el desborde en las fronteras chinas para pasar a sus vecinos Japón, Taiwán, Corea del Sur y Tailandia; el salto al continente americano, con dos casos confirmados en Estados Unidos y uno en Canadá; a Europa, con tres casos en Francia, y a Oceanía, con cuatro en Australia.

Una de las cosas que más preocupa de lo que está pasando en China es que entre los más de 1.600 contagiados, la mayoría son individuos sanos y no bajos de defensas, como se creía, lo que empeora el panorama, reportó hace dos días la prestigiosa revista ‘The Lancet’.

El asunto tomó tanta fuerza que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuvo que convocar un comité internacional de 16 expertos en el tema para que dimensionaran el tamaño de la amenaza y decidieran si se declaraba la emergencia sanitaria mundial, algo que si bien muchos esperaban, aún es motivo de debate en la agencia de la ONU.

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Un nuevo inquilino

Los coronavirus no son nuevos. Esa es la primera salvedad. Son un género de virus ARN, es decir que tienen como estructura el ácido ribonucleico. Su nombre deriva de la apariencia que bajo el microscopio asemeja una corona de estructuras redondeadas, formada por proyecciones de proteínas que salen de la superficie y le dan una capacidad especial (eléctrica) para adherirse a las células del huésped, por lo general una especie animal.

Se han clasificado coronavirus caninos, felinos, en aves, en ratas, cerdos, becerros, serpientes, murciélagos, camellos y, obviamente, humanos, entre los cuales sobresalen el Mers-CoV, identificado por primera vez en Arabia Saudita en el 2012 y que causa el síndrome respiratorio de Medio Oriente, y el ya mencionado Sars, sin dejar de lado otros de menor protagonismo que incluso hacen presencia en Colombia.

En el caso del 2019-nCoV, los investigadores chinos lograron determinar que el causante del nuevo brote infeccioso en humanos era un virus de esta familia del coronavirus que no correspondía a los identificados hasta ahora en humanos, por lo que se considera que es un nuevo tipo que ha migrado por mutación desde una especie animal hacia algunos habitantes de la región de Wuhan, en cuyos organismos se adaptó para poder multiplicarse. Esto configuró un nuevo tipo de infección.

Pero lo que no se sabe aún con certeza y tiene rascándose la cabeza a los sabios chinos es cuál es su verdadero origen.

El viernes, sin embargo, la revista ‘Journal of Medical Virology’ divulgó que científicos de dicho país encontraron que los predecesores más cercanos del nuevo coronavirus serían los presentes en los murciélagos y las serpientes.

“Aparentemente se formó un híbrido en el cuerpo de una serpiente que adquirió una nueva proteína de superficie y le permitió infectar células humanas. El fenómeno, según ellos, ocurrió en la ciudad de Wuhan a mediados de diciembre del año pasado, justamente en el mercado de mariscos de dicha ciudad”, anota la publicación, algo que tiene sentido porque allí se comen y comercializan este tipo de especies.

Aparentemente se formó un híbrido en el cuerpo de una serpiente que adquirió una nueva proteína de superficie y le permitió infectar células humanas

Para llegar a esta conclusión, los investigadores recolectaron cinco genomas secuenciados del 2019-nCoV y los compararon con 271 secuencias genéticas de coronavirus ya conocidos de diferentes huéspedes tanto humanos como animales de todo el mundo.

Dichas comparaciones permitieron descubrir que el nuevo invasor provenía de un ancestro común a través de un proceso que ocurrió hace más o menos dos años, cuando al parecer se produjo una recombinación entre el coronavirus del murciélago y algún otro virus que a la postre logró identificarse con los que colonizan a la serpiente.

Mejor dicho, los murciélagos de alguna forma infectaron a las serpientes que también tenían coronavirus, y los dos intercambiaron partículas en sus estructuras, formando un híbrido que entre sus nuevas características desarrolló una proteína que le permitió pegarse e invadir células humanas.

Con esta descripción, el resto es conocido: el virus se pega a las células respiratorias de los humanos, se reproduce dentro de ellas, las destruye y libera muchos virus que infectan otras células hasta configurar una verdadera enfermedad en las vías bronquiales y pulmonares.

El asunto, según explica el infectólogo Álvarez, es que cuando el organismo reacciona aumenta las secreciones, los virus quedan diluidos en ellas y fácilmente pueden llegar al exterior por la tos, los estornudos, los mocos o la saliva. En ese punto, todos estamos expuestos.

El motivo de alarma



Si bien este puede ser el curso normal de cualquier virus respiratorio, el problema es que por ser tan nuevo, específico y fácil de transmitir, el 2019-nCoV toma a las personas sin ningún tipo de defensa, además de que por su progresión rápida no ha permitido que se elabore una vacuna.

Pero hay más. De acuerdo con el viceministro de la Comisión Nacional de Salud de China, Li Bin, el nuevo coronavirus podría mutar y propagarse más fácilmente, aumentando todavía más la zozobra.

Mientras se despejan estos interrogantes, los países extreman sus controles sanitarios, que empiezan por examinar a viajeros con síntomas respiratorios que lleguen de los lugares foco para descartar la presencia del coronavirus o tomar medidas de asistencia y así aislar los posibles casos de la población general.

Álvarez concluye que el 2019-nCoV es un virus con capacidad mortal que ha puesto a correr a la comunidad científica mundial en una competencia contra el reloj en la que el virus sigue haciendo estragos y los investigadores se esfuerzan por conocerlo ampliamente para meterlo en cintura. Por ahora, el coronavirus lleva la ventaja.

Colombia, en máxima alerta

Como la mayoría de los países del mundo, el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud adoptaron los protocolos que se tienen previstos en estos casos y los orientaron específicamente para prevenir la llegada del coronavirus 2019-nCoV y su dispersión entre los habitantes del territorio nacional. 

Es así como se desplegaron estrategias de control migratorio para examinar en profundidad a personas con síntomas respiratorios provenientes de los lugares por donde circula el virus, además de insistir a toda la población en la aplicación de las medidas básicas para frenar la dispersión de las enfermedades respiratorias virales, como son el lavado exhaustivo de manos, el uso de tapabocas y la consulta inmediata en caso de síntomas respiratorios como tos, fiebre y decaimiento.

En el marco de estos procesos, se descartó la presencia del virus en dos ciudadanos chinos que, además de presentar manifestaciones clínicas sospechosas, habían tenido contacto con personas en los sitios referenciados por la OMS como peligrosos.

CARLOS F. FERNÁNDEZ Y RONNY SUÁREZ
Unidad de Salud

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